CADIZ
Acariciada por ese mar de espuma blanca. pronunciaciones de plata fina onduladas entre sus murallas. Cadiz te saluda viajero sin destino querido y amigo mio. Cuando hayas paseado un poco por mis calles, veras como nada tardas en enamorarte de mi ciudad o al menos sentir su atractivo su duende su magia.
veras el Océano atlántico. Ese mar amplio en el que yo cada mañana me baño de sal fina, la ciudad milenaria, me miro en ese espejo salado peino mis cabellos aplacándolos con delicadeza, suabiso mis temporales el levante acaricia mi brisa. De mañana cuando amanece, a cuyos contraluces sueño con la mirada puesta en los atardeceres de mi caleta, donde el día se refugia para coger fuerza para el nuevo día cuando el día se va, con un adiós cálido y brillante oro pulido por los mejores artesano gaditano de este rincón mio.
Fui nada menos que la tercera ciudad del imperio romano. Durante muchos años viví protegida de los vientos y de la piratería por una gran muralla vestigio de la cual es mi famosa puerta de tierra, la que, invariablemente habla de hacerte una fotografía que recuerde tu visita. En un tiempo me llamaron Gades. Yo soy Manuel Machado lo dijo en uno de sus mejores versos - La de la "salada claridad".
Hoy en mis dos vieja, la legendaria, de las calles recónditas, empedradas y de rejas misteriosas, y la nueva, la que eleva sus edificios modernos como un desafió de anticipación al futuro.
Un famoso escritor, Edmundo D´Amisis, afirmo de mi que soy "como una gaviota con las plumas revueltas tras un remojó". Y en cierto modo como gaviota debo ser, porque vivo en el mar, y del mar vivo y la blancura de mis casas rivaliza con las de las gaviotas que cruza rauda la bahía.
Como ciudad me siento orgullosa de esta historia del Trofeo Ramón De Carranza. El mas importante del mundo. Lo dicen los técnicos entendidos en ellos, jugadores y directivos de club, de todos los países. El prestigio del Carranza forma parte de mi propio prestigio como ciudad.
Por eso el Trofeo estará siempre tan unido a mi, y por eso mi Alcalde mis autoridades y todos mis ciudadanos rivalizan cada año para que el Carranza supere el anterior.
Cuanto mas veo crecer y complicarse a otras ciudades mas contenta estoy de sentirme limitada por las olas, y de no poder crecer mas que en gracia y hospitalidad y amistad. Me gusta saber que al tiempo que en mi solar crece un rascacielos, uno de mis pescadores llega a tierra con la alegría de haber rescatado de mis aguas, con sus aparejos, esta o aquella vieja estatua romana o una moneda fenicia...
Cádiz se deja ver sola, casi sin necesidad de guia. sin temor a perderse entre sus calles, Te bastara para ello dejarte llevar por unos de esos antiguos y evocadores coches de caballos que me recorren siguiendo el perímetro de las viejas murallas. En una sola jornada puedes llevarte, impreso en la mirada lo mejor de mi imagen. Y cuando, alta la noche, en una esquina cualquiera, de mis calles embrujadas, oigas cantar aquello de...
¨Que me lo tienes que dar,
que te lo tengo que dar,
un paseíto, por la muralla real¨...
Estoy segura, de que sentirás ese gusanillo como un gaditano mas.
Ya te e llevado de mi mano. Ya eres mi amigo soy Cádiz, la de la salada claridad.